viernes, 26 de diciembre de 2008

Jorge

Jorge es, a fin de cuentas, un iluso. Cree que el mundo le sonrie de una de esas maneras en la que tu eres el protagonista de tu historia. Y para Jorge, nada hay más distanciado de esta concepción. Ayer miraba de forma candida como caia la lluvia, el dia anterior miraba candidamente como hacia sol y estoy seguro que su mirada candida no cambiará ante ningún fenómeno atmosferico. Para Jorge todos los días encierran la novedad de algo que nunca pasa y que siempre se repite. Estoy seguro de que pasará algo asombroso, me dijo. ¿Pero cuando pasará?, le pregunte yo. Dentro de un momento, espera y veras, dijo él. Y los dos esperamos.
No se cuanto tiempo aguanto él, yo deje de mirar la lluvia a los diez minutos y al cuarto de hora habia abandonado por completo la espera. Jorge siguió pegado a la ventana cuando yo me marche, vi su cara de asombro y no se porque imagine que en ese momento estarían cayendo velas encedidas o una de esas extrañas lluvias paranormales. Cogí mi paraguas y sali sin despedirme. En la calle no habia nadie. Comencé mi regreso a casa.

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