martes, 2 de agosto de 2011

Mi mama me mima

Cuando caía la lluvia, Josep, se encaminaba a su cuarto. Con sus andares mohínos, como si hubiese sido empalado el día anterior. Josep llego a la entrecerrada puerta y la abrió lentamente, esperaría encontrar en su interior algo aterrador escondido en la oscuridad de la habitación, pero no fue así.
Se tendió en la cama y comenzó a mirar el techo, y darse cuenta de la perfección del mismo, miró la mesilla de noche, nada que pudiese aclarar al intruso que penetraba en ella, la personalidad del propietario.
Josep lloró la noche anterior, ¿dónde están los restos de la batalla?. Cuando sienta de nuevo, quizás sea demasiado tarde.
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Cuando caía la lluvia, Teresa, se encaminaba al cuarto de su hijo. Llevaba dos días sin ver a Josep por la casa. Abrió la puerta como si esperase encontrar un monstruo durmiendo en el espacio. mínimo, que quedaba entre los pies de la cama y el armario. Sobre la cama una nota.
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Mamá, creo que a mis 32 años necesito más espacio, no llores, voy a ser feliz.
Josep
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El techo de la nueva habitación de Josep tiene una fina grieta y una mancha de humedad en un rincón. Josep, sonríe.