martes, 10 de febrero de 2009

José Luís y Marta

Todo marchaba según lo previsto, la ceremonia, los invitados, las flores, el banquete solo faltaban los novios. Marta y José Luis no aparecían. El cura se ponía nervioso, los invitados miraban el reloj, hasta las flores parecían mustiarse por segundos.
Los testigos sentados en la primera fila de asientos de la iglesia se miraban y cuchicheaban entre si. A Marta la he dejado esta mañana a las 9 en la peluquería para que le retocasen el tocado, decía Mercé, amiga y testigo de Marta. Yo he hablado con José Luís esta mañana y dijo que llegaría un poco antes para que Marta no se tuviese que esperar, dijo Ángel, amigo y testigo de José Luís.
A los tres cuartos de hora de espera, ya resultaba patente la deserción de los novios, el cura dijo a los invitados que no podía esperar más y que dentro de un cuarto de hora tenía otra boda, que hicieran el favor de desalojar la iglesia.
Ángel y Mercé ya habían desistido en sus llamadas a José Luís y Marta, llamadas que iban a parar a un frío buzón de voz.
Los invitados en un murmullo general comienzan a salir de la Iglesia, y ¿ahora qué?. En ese momento los teléfonos de Ángel y Mercé sonaron y pudieron leer en sus respectivas pantallas el nombre de Marta y José Luís.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Alimentación básica

La solución estaba tomada, ya no podíamos echarnos atrás. Él nos miro a todos y fue el primero en morder su brazo.